Transcurrido un año desde las elecciones autonómicas y municipales que devolvieron el poder al Partido Popular -con el apoyo de Vox- podemos efectuar un balance somero de su actividad legislativa. Y lo primero que debemos decir es que parece haber vuelto el PP de siempre: buenas intenciones, una ejecución legislativa irregular y la típica obsesión de mirar por el retrovisor lo que opinan sus enemigos políticos sobre las medidas importantes que quieren adoptar. Cuando a los rivales siempre les ha importado un pito lo que opine de sus políticas el PP.

El Partido Popular de nuestras islas legisla habitualmente más preocupado de las recurrentes críticas para dummies emitidas por sus opositores (“especuladores”, depredadores del territorio”, “favorecedores de los ricos”, “odiadores de la lengua”, “sometidos a la extrema derecha”) que de la plena satisfacción de los intereses de sus votantes. Por ello, actúan con buenos propósitos obteniendo resultados mediocres, ya que elaboran bastantes leyes con el freno de mano puesto. Lo que consigue que sus variopintos rivales les sigan odiando -nada nuevo bajo el sol- y que sus numerosos votantes se vayan decepcionando a medida que transcurre la legislatura -la vieja historia de siempre-. Este es el típico déjà vu de la política balear, que se repite de forma inexorable una y otra vez.

Las cinco grandes áreas en que podemos dividir las novedades legislativas del PP ponen claramente de manifiesto esta curiosa reiteración histórica. La primera de dichas materias es la tributaria. Es cierto que las nuevas reducciones de tipos impositivos en el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales y en el Impuesto de Sucesiones han causado un beneficio indudable -especialmente en las transmisiones de cuantías más modestas- que alivian considerablemente la carga impositiva de muchos ciudadanos humildes hartos de vivir fritos a impuestos. Pero las estrictas limitaciones que imponen el Decreto Ley 4/2023 y la Ley 11/2023 para utilizar en las herencias los valores de referencia fijados por el Catastro -incrementados en un 20% más- so pena de perder todas las bonificaciones sucesorias limitan bastante la eficacia de la reforma. Los herederos no pueden utilizar en la aceptación de su herencia los valores que más les interesan de cara a una futura venta de los inmuebles heredados -muchas veces inevitable en casos de indivisión- porque pierden los beneficios fiscales.

Lo mismo sucede en materia de vivienda con las medidas introducidas por el Decreto Ley 6/2023. Resulta altamente positivo, ante la urgencia habitacional que afecta a las islas, favorecer los cambios de uso de local a vivienda o las divisiones de grandes viviendas antiguas. Pero la limitación legalmente impuesta de que el resultado así obtenido tenga que ser necesariamente una “vivienda de precio limitado” hará que la reforma no tenga el éxito que una medida inteligente estaba llamada a tener.

Qué decir del tema de la libre elección de lengua. Una reforma encomiable, destinada a cumplir con las prescripciones constitucionales, con nuestro Estatuto de Autonomía y con las sentencias del Tribunal Supremo cuya aplicación exclusivamente voluntaria está fracasando ante su nula aceptación por la catalanizada escuela pública. ¿Qué hay que hacer en Baleares para que los niños puedan estudiar también en castellano?

La simplificación administrativa y la legalización de construcciones en suelo rústico, viejas demandas de la sociedad balear, especialmente ante los acuciantes problemas de vivienda, han llegado también con el freno de mano, sin escuchar a especialistas y a los principales afectados. El cuidado de no pisar callos en poderosos sectores y el pánico a ser tachados de “defensores de los ricos” lastra medidas muy necesarias que, como sucede por costumbre cuando gobiernan los populares, suelen quedarse a medias por sus restricciones temporales y espaciales.

Y veremos qué medidas adoptarán frente al problema de la masificación turística. Ante las loables intenciones de Prohens de que todos los sectores afectados reflexionen conjuntamente sobre el tema sorprenden las prohibiciones repentinas anunciadas por el Ayuntamiento de Palma. O han cambiado precipitadamente su discurso sobre el turismo o muestran un pánico paralizante ante las movilizaciones de la izquierda.

Al PP le cuesta comprender que antes que a los rivales deben contentar a sus votantes, y que los suyos no les juzgarán por sus buenas intenciones sino por sus resultados.

PUBLICADO EN MALLORCADIARIO.COM EL 03 DE JUNIO DE 2024.

Por Álvaro Delgado Truyols