Por mallorcadiario. Sábado 01 de enero de 2022, 06:00

Si 2021 empezó con la esperanza de la vacuna, 2022 llega cargado de incertidumbres que aún quedan que resolver y con una importante sensacion de fracaso al constatar lo lento que está resultando el restablecimiento de una cierta normalidad. Los columnistas de mallorcadiario.com analizan la situación con la que acaba 2021 y hacen sus previsiones para el año que comienza. Como no podría ser de otra forma, la pandemia lo ha marcado todo, con sucesivas oleadas que llevan a la mayoría a concluir que habrá que acostumbrarse a convivir con el virus, con división de opiniones sobre la vacuna: desde los que propugnan su inoculación obligatoria a los que la consideran un experimento a gran escala.

Al margen del aspecto sanitario, una opinión generalizada entre los articulistas es la de señalar la libertad y la economía como grandes víctimas de la pandemia. Aumenta el intervencionismo en detrimento de las libertades individuales y se retrasa la esperanza de la recuperación, a pesar de la llegada de los fondos europeos, pero con una escalada de los precios que afecta a los bolsillos de los ciudadanos tanto como a los balances de las empresas.

En el aspecto político, pocas simpatías hacia quienes están gestionando esta crisis. Se falló a la hora de afirmar que se había vencido al virus y en la apreciación de la inmunidad de rebaño -ya se va por la tercera dosis de la vacuna-, a la vez que existe una consideración general entre los columnistas de que la pandemia está siendo gestionada por políticos mal cualificados, que anteponen intereses partidistas al interés general.

JOSE MANUEL BARQUERO

«Inocular dosis masivas de miedo en la población tiene un efecto muy potente a corto plazo»

Creo que podríamos calificar este 2021 que acaba como un año de ajuste tras el shock pandémico del año anterior. Tras un periodo de euforia al abandonar las restricciones tan severas de 2020 vamos tomando conciencia que la COVID19 no desparecerá de un día para otro, y que seguirán los contagios aunque las consecuencias para la salud en la mayoría de casos no sean tan lesivas. Tendremos que aprender a convivir con una realidad inimaginable hasta hace poco, buscando un equilibrio para normalizar nuestras vidas sin dejar de adoptar algunas medidas de prevención.

Este año también se ha comprobado que inocular dosis masivas de miedo en la población tiene un efecto muy potente a corto plazo, pero con el paso tiempo va perdiendo eficacia para condicionar las conductas sociales. Creo que en esto hemos mejorado. Se ha ofrecido información algo más rigurosa y adoptado decisiones sobre la salud pública más racionales y proporcionadas, dando por hecho que no existe ninguna medida que por sí sola solucione el problema.

Y hablando de soluciones, con los datos estadísticos en la mano el auge -o al menos la persistencia- del negacionismo sobre la bondad de las vacunas es un fenómeno digno de estudio por la ciencia, no sé si desde el punto de vista de la sociología o de la psiquiatría social.

En cualquier caso, elijo ser optimista. Basta echar un vistazo atrás y recordar lo que hemos superado: un confinamiento extremo, decenas de miles de muertos, una caída del PIB propia de tiempos bélicos… y aquí estamos, a punto de brindar por un Nuevo Año. Somos incorregibles, afortunadamente.

Para 2022, nos esperan dos cosas, una buena y una mala. La mala será sin duda la resaca económica. Llevamos casi 20 meses con la economía completamente dopada gracias a unas políticas monetarias y de relajación del déficit público que son insostenibles en el largo plazo dentro del marco de la Unión Europea. Se abrió el grifo en lo peor de esta crisis y ahora, de una u otra manera, habrá que empezar a cerrarlo con una inflación disparada por culpa del precio de la energía y una economía que crece mucho más lenta de lo previsto. Si miramos hacia 2022 parece que oteamos la tormenta económica perfecta.

La buena es que los datos epidemiológicos mejorarán con la aparición de vacunas esterilizantes que eviten o reduzcan la transmisión del virus. Y seguramente veremos fármacos eficaces contra los efectos más graves de la enfermedad. O sea que dentro de un año lo previsible es que, con cava o con cerveza, volvamos a brindar por el Año Nuevo.

FRANCESCA JAUME

«Realizando una metáfora climatológica, en 2020 nevó y en 2021 ha estado casi todo helado»

Muchos nos reímos del deseo que teníamos en la noche del 31 de diciembre de 2020 para que terminara el año y empezara el deseado 2021. Éste es un pensamiento que he compartido con muchas personas que coinciden en que para ellos el 2021 ha sido incluso peor que 2020. Realizando una metáfora climatológica, en 2020 nevó, y en 2021 ha estado -casi- todo helado. Y si bien es cierto que pocas cosas son comparables a la brutal limitación de libertades que tuvimos los meses de marzo, abril y mayo de 2020 con el confinamiento general por la emergencia sanitaria provocada por la pandemia mundial del COVID-19, este 2021 ha sido muy desangelado, triste.

Hubo una frase que se puso de moda hace un par de décadas a raíz de un reality show televisivo. Se trata de “quien me pone la pierna encima para que no levante cabeza”. Pues este año 2021 ha sido esto: a cada avance algo había que nos hacía retroceder o ralentizar. Las sucesivas olas de contagios, y por tanto de saturación hospitalaria, han supuesto limitaciones de aforos, cancelación de eventos, suspensión de encuentros familiares y con amigos y, como no, anulación de reservas turísticas. Ahora, nos preguntamos con nostalgia en qué año se recuperarán las Festes de Sant Antoni, si algún día podremos acudir a la administración y realizar trámites sin obstáculos o, simplemente, si habrá un día en que nos permitan respirar sin mascarilla.

En el plano económico, es verdad que este año ha habido más actividad turística que el pasado -esto es innegable-, pero como abogada que se dedica al Derecho Laboral he de decir que la crisis se está percibiendo mucho más ahora. Pasados los seis meses de salvaguarda del empleo post ERTE, se están viendo despidos por causas económicas, los contratos que se realizan en poca medida son a tiempo completo e indefinidos, y las modificaciones sustanciales de las condiciones del contrato, sobre todo las reducciones de jornada y movilidad geográfica, están a la orden del día. También es mal momento para los trabajadores cuyo convenio colectivo ha caducado, difícilmente se puede tener una negociación con la patronal que acabe con una subida salarial decente.

Mención aparte, aunque incide en todo lo dicho anteriormente, merecen los desorbitadísimos precios de los carburantes y de la electricidad. No procede aquí desmenuzar los efectos macro y microeconómicos que están provocando, pero sin duda están suponiendo una estocada a un animal de por sí ya muy maltrecho, cuando no moribundo, que mira al frente buscando la mirada de un mayoral que no sabe si es su guardián defensor o su matador.

Como es sabido, las crisis económicas son cíclicas, y para empezar la recuperación es preciso haber llegado al anticlímax. No creo en absoluto que estemos todavía en este punto. Para ello habría que conocer cuando las empresas recuperarán su actividad sin la incertidumbre de las restricciones por COVID y la fluctuación que provocan tanto los precios de carburantes y electricidad así como los problemas de transporte de mercancías. Por lo tanto, queda todavía mucha travesía en el desierto hasta que se pueda decir, en lo sanitario, social y económico, que esto se ha superado. No me atrevo en absoluto a decir que el 2022 será mejor que el 2021, porque la experiencia nos ha dicho que siempre puede salir un elemento que lo puede empeorar todo.

MIGUEL LÁZARO

«El 2022 se presenta muy complejo y con gran incertidumbre; complicado por la mediocridad de los seudolíderes políticos»

Lo mejor del 2021 es que estamos vivos, que tenemos vínculos que nos sostienen y que podemos acompañar a amigos y familiares en sus duelos. También la calidad profesional y humana, así como el gran compromiso de muchos colectivos y sobre todo el sanitario. Hay muchas razones para estar agradecidos.

El 2022, se presenta muy complejo y con gran incertidumbre. Complicado por la mediocridad de los seudolideres políticos, instalados en el de-sustanciamiento. Esperanzado por los avances científicos para combatir la pandemia, por disponer de un gran antidepresivo muy novedoso y por la gran resiliencia de la sociedad civil.

JOSE ANTONIO GARCIA BUSTOS

«Las dudas e insumisión, incluso de vacunados, irán en aumento. Nos prometieron una vacuna para evitar la mascarilla y ahora vamos por la tercera dosis»

Este 2021 ha sido el año del intento de dejar atrás las secuelas del confinamiento pero fue tal el golpe que algunas siguen ahí (psicológicas, económicas y de salud, principalmente). Ha sido el año de la reactivación económica tras haber tocado suelo.

Pero si algo destaca en 2021 es que ha sido el año de la inoculación de una “vacuna” que, por primera vez en humanos, emplea una técnica experimental a gran escala: el ARNm.

Acaba el año y la triple dosis no garantiza la inmunidad. Además, estamos lejos de la inmunidad de rebaño que estaba a 100 días de conseguirse, según nos prometió en mayo el presidente Sánchez. Otra promesa presidencial que cae en saco roto.

Empieza a ver una gran división social en el tema estrella en las comidas (la vacuna) y la estigmatización de los no vacunados se hará patente estas Navidades. Mensajes como “no invite a casa a un no vacunado” hace prender más aún la llama. La gente está asustada. Llevan dos años escuchando repetidamente las palabras “muerte” y “contagio” en los informativos. Nos espera un invierno tenso, con gran división y rupturas familiares.

Las dudas e insumisión, incluso de vacunados, irán en aumento. Nos prometieron una vacuna para evitar la mascarilla. Ahora vamos por la tercera dosis, Israel acaba de aprobar la cuarta (aquí llegará en meses) y nos obligan con medidas inútiles y contradictorias como la de ir con mascarilla por la calle.

Al ser un virus estacional, tras el invierno bajarán los contagios y, por ende, la tensión. Hasta que vuelva el frío y la humedad en noviembre de 2022.

En la primavera de 2022 el miedo al virus se relajará y las medidas gubernamentales, en este sentido, también. Se favorecerá la recuperación económica. La temporada turística será buena, con matices diferenciales que han venido para quedarse: más larga y menos turistas. Y a precios más altos.

Porque la inflación está ahí. Es la espada de Damocles que estará encima de cualquier sector económico este 2022.

La gran cantidad de dinero que ha regado las economías tras la pandemia empieza a circular y hace subir los precios. Los suministros son caros y existen problemas de abastecimiento. La luz está por las nubes y parece haber desaparecido la “pobreza energética” que criticaban algunos hace dos años con precios a una quinta parte de los actuales. Pero, según Sánchez, el precio de la luz no debe preocupar porque se mantiene ¡si se descuenta el efecto de la inflación! Hay que reír por no llorar.

Como resumen, el año 2022 será un buen año si se logra controlar la inflación. No soy optimista en este sentido. Se ha imprimido más dinero que nunca. Puede iniciarse el cambio de sistema económico y la desaparición del dinero físico hacia las monedas digitales centralizadas. Afortunadamente nos queda bitcoin, pero el auténtico (Bitcoin Satoshi Vision, BSV). Este 2022 será su año. Comparto esta creencia como regalo de Navidad. Felicidades a todos, sin segregación “vacunal” alguna. Sean felices.

GABRIEL LE SENNE

«Se exacerba la uniformidad de la ‘opinión publicada’ por los medios sistémicos, a la par que se normaliza la censura en las redes sociales. El Poder acumula poder»

2021 ha transcurrido desde el desahucio de Trump hasta el (relativo) fracaso de las vacunas, pasando por la ley de eutanasia, la ‘memoria histórica’, la cesión ante los separatistas, los fondos de la UE, el triunfo y posterior pugna de Ayuso; todo ello bajo las medidas absurdas y abusivas de gobiernos de todo el planeta con la excusa de la epidemia. La guinda ha sido la victoria del comunismo en Chile.

El hilo que une todo lo anterior es la progresiva pérdida de libertad: se exacerba la uniformidad de la ‘opinión publicada’ por los medios sistémicos, a la par que se normaliza la censura en las redes sociales. El Poder acumula poder y extiende sus tentáculos. Gobiernos y grandes corporaciones actúan en comandita, en un entramado de intereses personales, a menudo bajo la piel de cordero del ‘progresismo’ buenista: ni una mala palabra, ni una buena acción.

Lo grave es que lo hacen con el visto bueno de una mayoría de personas dispuestas a entregar su libertad a cambio de una seguridad ilusoria, meramente provisional: pan para hoy, pero hambre en cuanto el Poder quiera. Hasta les han dado el poder de matar, lo que sin duda podría ser el hito de este 2021.

Se ignora el gran problema del mundo desarrollado: la falta de nacimientos. Sospechosamente impulsado por todas las grandes políticas: ‘liberación’ sexual, aborto, género, ecología radical y consecuente encarecimiento de la vida. Incremento de impuestos y un intervencionismo que arruina gradualmente a las clases medias. Sin patrimonio ni posibilidad de ahorro, la libertad va desapareciendo. La educación embrutece y los ciudadanos se vuelven maleables. Dividen y enfrentan para gobernar cómodamente.

¿Qué nos espera en 2022? Sin duda, más de lo mismo. El virus quizás pase, porque todo acaba pasando, pero quedarán graves secuelas. Y además, sería fácil repetirlo con la tecnología de que se dispone. La pandemia ha impulsado un enorme crecimiento de la maquinaria estatal y de las grandes fortunas. Siempre nos quedará la duda de cómo habría transcurrido en libertad. Es preocupante cómo se va asemejando todo a una especie de capitalismo de Estado a la china, si bien aquí no gobierna una sola persona, sino un contubernio de poderosos que pugnan entre sí. Pero siempre podremos volvernos a contemplar la Verdad y confiar en el plan. 2021 también ha sido otro año en que muchísima gente buena y abnegada ha seguido trabajando honestamente y queriendo a los demás. Procuremos unirnos a ellos.

ALVARO DELGADO

«El mundo está exhibiendo una muy mala planificación de las cuestiones sanitarias que pone en cuestión la utilidad práctica de muchos costosos organismos internacionales»

Como lo más destacado del año que finaliza, destaco lo siguiente:

– Que seguimos liados con la pandemia, cuando algunos decían pomposamente, en junio de 2020, que habíamos derrotado el virus. Además, el mundo está exhibiendo una muy mala planificación y coordinación de las cuestiones sanitarias, que pone en cuestión la utilidad práctica de muchos costosos organismos internacionales. Y sigue existiendo una inexplicable actitud obstruccionista por parte de China para impedir el imprescindible estudio del origen del Covid-19, sin que hayan existido presiones suficientes para conseguirlo por parte de las demás potencias mundiales.

– En otro orden de cosas, la crisis económica que se avecina, con una pésima gestión en España de los famosos fondos europeos, que llegarán tarde y mal, ya que están siendo instrumentalizados por nuestros políticos para satisfacer sus intereses electorales. Llama la atención que la UE permita estos burdos actos de propaganda financiados con el dinero de todos los ciudadanos europeos.

– Los peligros que presenta el nuevo orden mundial, con países como Rusia, Cuba, China y Venezuela maniobrando para desestabilizar el mundo occidental, con una guerra latente en Ucrania a las mismas puertas de la UE, con el comunismo expandiéndose peligrosamente por América Latina (cuando llega, nunca se va) y con la salida del poder de políticos sensatos y responsables como la alemana Angela Merkel.

En cuanto a lo que espero del 2022, destaco lo siguiente:

– En España, que sea un año absolutamente marcado por campañas o precampañas electorales (Castilla y León, Andalucía, Valencia y quién sabe si las nacionales, dependiendo de la marcha de las encuestas). Ello va a incrementar la sobreactuación de nuestros políticos para marcar el perfil que creen que más les conviene. Veremos a un Sánchez haciéndose el centrista, a un PP que tendrá que enterrar sus luchas internas, a un Vox en crecimiento en zonas importantes y a una Yolanda Díaz que se va a comer a Podemos. Ciudadanos está ya tristemente en el tanatorio, por méritos propios.

– Y en la esfera internacional, espero que aparezcan los necesarios tratamientos para la pandemia, que Europa reaccione ante su espectacular pérdida de protagonismo en la esfera internacional, y que los Estados Unidos remonten como potencia arbitral en el mundo para compensar la negativa hiperactividad de Putin, Xi Yinping, Maduro y Díaz Canel, aunque lo considero altamente improbable con un Presidente irrelevante como Joe Biden.

JOSEP MARIA AQUILÓ

«Decenas de miles de ciudadanos nos hemos sentido profundamente decepcionados por la mayor parte de nuestra clase política»

El año que ahora acaba fue sin duda mejor que 2020, entre otras razones por la posibilidad de poder vacunarnos contra el coronavirus y por la mejoría de la situación económica. Aun así, en nuestro país y en otros países miles de personas siguieron enfermando de Covid y continuó habiendo un elevado número de fallecimientos a causa de la pandemia, por lo que el balance a nivel humano y social, aun habiendo mejorado en este 2021, no puede ser considerado globalmente positivo.

Por lo que respecta a las actuaciones de nuestros representantes políticos, tanto de los que nos gobiernan como de los que están en la oposición, siguieron marcadas, salvo contadas y heroicas excepciones, por los excesos verbales y por continuos enfrentamientos, que dejaban poco margen para el diálogo y la búsqueda del consenso, pese a estar viviendo momentos que hubieran requerido más que nunca intentar alcanzar el máximo de acuerdos. Así que por segundo año consecutivo, decenas de miles de ciudadanos nos hemos sentido profundamente decepcionados por la mayor parte de nuestra clase política, votemos a quien votemos.

Paralelamente, las redes sociales han continuado siendo un foco imparable de reproducción de bulos y de mensajes anónimos, que han estado marcados, en no pocas ocasiones, por la xenofobia, el odio contra quien piensa diferente y el racismo. Así que como sociedad, tenemos también todos una parte de culpa en el ambiente a veces hoy casi irrespirable en el que nos movemos diariamente.

En principio, el próximo año debería ser el de la consolidación del proceso de mejora sanitaria y económica iniciado ya en 2021, aunque las nuevas variantes del virus sigan provocando por ahora incertidumbres difíciles de resolver por completo. Por otra parte, sería deseable que nuestros representantes políticos y también nosotros mismos bajásemos un poco el pistón de la crispación, algo que podría ayudarnos a todos a disminuir un poco la angustia actual y a mirar con algo más de esperanza nuestro futuro más inmediato.

MANUEL BLANCO

«Hemos demostrado que somos capaces de reaccionar ante hechos insospechados y crear una vacuna para evitar que la población siga muriendo»

El espacio en el que se enmarca un año hay lugar para destacar cosas buenas; a pesar de que la mayor parte de los acontecimientos que han sucedido en estos 365 días nos hagan pensar lo contrario.

En 2021 hemos dado pasos de gigantes en la ciencia. Hemos demostrado que somos capaces de reaccionar ante hechos insospechados y crear una vacuna para evitar que la población siga muriendo. Y eso nos tiene que hacer pensar en que tenemos que seguir inviertiendo en cienca e innovación. El capital humano es una de las riquezas que debemos potenciar en nuestro país.

También hemos demostrado que somos una sociedad solidaria. Toda España se ha volcado para ayudar a los daminificados de las catástrofes naturales que han asolado nuestro país.

Del 2022 espero concordia, solidaridad y amor. Estos tres sustantivos abstractos si los accionamos con voluntad podremos alcanzarlo todo. Solo hay que cambiar la mirada y dejar el egoísmo para otro momento.

ANDRÉS LASAGA

«Es posible que asistamos a un aumento del descontento y la presión social, porque el ciudadano de a pie tiene cada vez más dificultades para llegar a final de mes»

Desgraciadamente, este 2021 ha seguido marcado por la pandemia y sus consecuencias sociales y económicas. Un año que empezó con la esperanza de la vacuna como principio del fin del coronavirus, pero que acaba con la sensación de que, a pesar de la protección de las vacunas, la normalidad prepandemia tardará bastante en llegar y, consecuentemente, la recuperación económica que se nos vende desde el Gobierno no será ni tan grande ni tan inmediata, ni tan duradera.

Creo que la palabra que define lo vivido durante este 2021 es incertidumbre y así parece que será también de cara a 2022, condicionados por los diferentes picos de contagios y las consecuentes medidas de control y contención que adoptan las autoridades en función de sus competencias.

En esta tesitura, las Illes Balears son una comunidad especialmente afectada por esa incertidumbre y por la volatilidad de la situación, porque la industria turística es una de las más condicionadas por las restricciones y por las limitaciones a la hora de viajar. La temporada se concentró en los cuatro meses de verano, lo que supone un importante retroceso en la anhelada desestacionalización del sector. Y funcionando la industria turística solo cuatro meses al año, el horizonte es complicado para nuestra comunidad.

En materia política, tanto a nivel nacional como a nivel autonómico, asistimos a una consolidación de los gobiernos de izquierdas, mientras la oposición sigue perdida en sus cuitas internas y en sus luchas de egos más que en ofrecer una alternativa convincente y posible a la mayoría de los ciudadanos, cada vez más desafectos con la labor de los políticos.

Para 2022, me gustaría pensar que nos espera la vuelta a la normalidad, pero si atendemos las voces de los expertos epidemiológicos, no parece que será así y que esta tardará en llegar varios años. Por lo que espero un 2022 similar al 2021, condicionado también por la incidencia del coronavirus, donde se alternarán épocas de relativa normalidad con periodos más restrictivos.

Es posible que asistamos a una paulatina mejoría de la situación económica, con el impulso añadido de las ayudas europeas, pero todo indica que será insuficiente para colocarnos todavía en niveles prepandemia. Y esta circunstancia, unida a la inflación en los costes de producción, motivada por la subida de los precios de la luz, el petróleo y el gas, puede generar que muchas pequeñas y medianas empresas no sean capaces de seguir aguantando y tengan que cerrar sus puertas. Como consecuencia, es posible que asistamos a un aumento del descontento y la presión social, porque el ciudadano de a pie tiene cada vez más dificultades para llegar a final de mes.

En el año que empieza también veremos cómo aumenta la tensión política a nivel autonómico, ante la proximidad de la cita electoral de 2023. Armengol se siente fuerte, pero no tiene garantizado un tercer mandato por la debilidad de sus socios y la mayor concentración del voto de centro derecha por el desmoronamiento de formaciones como Cs o El Pi. La corriente nacional también tendrá mucho que decir en el atomizado tablero político balear.

MIQUEL PASCUAL AGUILÓ

«Que, de una vez por todas, se tomen todas medidas para que la vacunación contra el COVID19, en cualquiera de sus variantes, sea obligatoria»

Yo definiría al año 2021 como el año del cansancio, del hastío, del hartazgo de estar cumpliendo a rajatabla las indicaciones de las autoridades sanitarias para paliar, en lo posible, los devastadores efectos del COVID19 y tener que soportar que cuatro negacionistas, mal contados, hagan peligrar la salud de todos basándose en absurdas teorías de confabulaciones mundiales que solo pretenden debilitar y, en su caso, derrocar a los legítimos gobiernos de sus respectivos países.

Mi deseo es que el año 2022 sea el año en que se termine el buenismo de aceptar el chantaje de los negacionistas y prevalezca el interés social y general. Que, de una vez por todas, se tomen todas las medidas que sean necesarias para que la vacunación contra el COVID19, en cualquiera de sus variantes, sea obligatoria. Y que el año 2022 sea el año del olvido de esta maldita maldición que ha azotado al mundo entero.

Y podamos, de nuevo, viajar con total libertad por el mundo entero sin el peligro de contagiarnos con este maldito virus y sin el molesto aliento en el cogote de los ignorantes negacionistas.

PILAR CARBONELL

«Volvemos a entrar en un nuevo año lleno de incógnitas que se transformaran en improvisaciones»

El 2021, para mi fue el comienzo de año más extraño de cuantos he vivido, sin fiestas, sin compartir, sin trabajo, hasta casi sin ilusión. Empezando el año así parecía que las cosas solo podían ir a mejor y poco a poco se fue confirmando la mejoría sin dar cabida en la imaginación a que al igual que en el parchís, siempre se puede volver al punto de partida y a punto estamos que así sea.

Por lo que destacaría la inestabilidad de las circunstancias de un año lleno de altibajos, de incertidumbres. Una verdadera montaña rusa de sensaciones hecho que aún aceptando mi ignorancia en cuestiones sanitarias, han afectado a la salud mental de las personas más de lo que nos hemos preocupado por saber, pero saldrá.

Para 2022, no soy muy optimista, en mi opinión volvemos a entrar en un nuevo año lleno de incógnitas que se transformaran en improvisaciones que acaban en incoherencias difíciles de entender. Lo más sensato sería aceptar que este virus ha venido para quedarse entre nosotros, aprender a incorporarlo en nuestro día a día, a gestionar la situación con coherencia y sentido común, hecho que de momento veo poco probable. Nos espera otro año en el que seguirá primando ser negativo internamente y positivo externamente!

SEBASTIAN URBINA

«Solamente con un alto nivel educativo podremos rebajar el preocupante nivel de aborregamiento existente»

Desde que leí el libro de Nassim Taleb, ‘El cisne negro: el impacto de lo altamente improbable’, no me atrevo a predecir nada. Ni para mañana por la mañana. Pero, por otra parte, estamos programados para programar. Y está bien, hasta cierto punto hacerlo. Sin caer en los ‘planes quinquenales’.

Otra cosa es el ‘proyecto vital’ de que hablaba Ortega. Es mejor tenerlo que no tenerlo. Aunque requiera adaptaciones y retoques. Voy al grano.

Para el 2022 sólo diré lo que me gustaría. Nada de predicciones. Me gustaría que el gobierno de España estuviera dirigido por verdaderos demócratas. O sea, ni comunistas, ni golpistas, ni filoetarras. Que disminuyera -la eliminación total es un imposible metafísico- la corrupción y el despilfarro de buena parte de la clase política. Sea por activa o por pasiva. Que los políticos se preocuparan, de verdad, por los intereses y los problemas reales de los ciudadanos.

Y que se tomaran muy en serio la educación. Solamente con un alto nivel educativo podremos rebajar el preocupante nivel de aborregamiento existente. La libertad es una palabra maravillosa, pero un burro de dos patas la puede aprovechar mucho menos que una persona leída y cultivada. Y será más fácilmente manipulado.

En cuanto a 2021, la pandemia marca un antes y un después. Deberíamos aprender lecciones de lo que nos pasa. Es la manera de madurar. Una lección es que hay que estar preparados para lo peor, sin amargarnos la vida. Porque ‘el mundo feliz’ no existe. Somos más débiles de lo que pensamos, y la pandemia nos los ha mostrado. Pero también somos fuertes. Trabajar coordinadamente, honradamente y con espíritu de superación, nos hace más fuertes. Sin duda.

Pero esto exige abandonar la infancia. Ni ‘mamá me mima’, ni ‘Papá Estado’. No quieras ser un súbdito subvencionado. Del color que sea. Da lo mejor de ti mismo. No aceptes menos.

JAUME SANTACANA

«El maldito bicho lo ha trastornado todo»

No hay más posibilidades de elección: evidentemente, el año que fallece ha tenido un protagonista indiscutible… la pandemia del coronavirus. El maldito bicho lo ha trastornado todo: ha matado a millones de seres humanos en todo el mundo; ha puesto en vilo a todas las estructuras sociales, especialmente al mundo sanitario; ha arruinado y empobrecido a cientos de miles de empresarios, comerciantes y trabajadores, en todos los sectores; y, finalmente, ha llenado de terror e incertidumbre al planeta.

En otro orden de cosas -y generalizando, que es gerundio- la política ha dado tumbos como es habitual, destacando, quizás, la fulminante y controvertida caída de Mr. Fake (Donald Trump) y la honrosa y feliz salida de la señora Merkel, en Alemania.

En España, la clase política ha optado por la radicalización de algunos partidos, la bronca en el congreso y el desafecto de los ciudadanos con sus actitudes: el PSOE disfrutando de una felicidad no eterna pero casi (igual que su aliada podemita Yolanda Díaz, cuya creciente fama sorprende a su propia empresa); y, en el lado del frío, un PP que -por miedo a VOX- ha derivado su rumbo hacia posiciones más radicales y menos centradas. Pablo Casado (su discutible y discutido líder) utiliza, cada vez con más insistencia) las lecciones del Sr. Trump y ha aprendido a mentir descaradamente y sin argumentos de peso: es lo que tiene tener como fuego amigo a la señora Ayuso, al señor Feijoo y a don Santiago Abascal.

AGUSTIN BUADES

«El dinero de todos se destina a la imposición de una ideología sin tener en cuenta que hay muchas personas y familias que lo están pasando muy mal»

El año que acaba es el año de la frustración, ya que con la vacuna creíamos que estaría superada la pandemia y la cruda realidad nos ha devuelto al principio. Es verdad que con la vacuna se pasa con más levedad el covid pero las nuevas cepas nos indican que aún estamos muy lejos de la inmunidad colectiva. Y mientras tanto nuestros gobernantes van poniendo parches y limitando las libertades para ir cubriendo el expediente. La verdad es que no tienen ni idea de qué y cómo hacerlo.

Y el futuro no es muy halagüeño, mientras la población no sabe muy bien qué hacer, ya que las medidas cambian semana sí, semana también , el dinero de todos se destina a la imposición de una ideología sin tener en cuenta que hay muchas personas y familias que lo están pasando muy mal. Nuestros gobernantes siguen mirando hacia otro lado ya que deberían destinar la totalidad de los distintos presupuestos a cubrir la necesidades que la crisis sanitaria y económica que estamos padeciendo. Pero la esperanza es lo último que se pierde y de todo esto saldremos más unidos y más fuertes.

JUAN ANTONIO TORMO

«¿Por qué los que si tienen experiencia en gestión no llegan a la política, salvando como es lógico excepciones?»

Quisiera destacar en este año que se nos va, lo que he ido publicando y denunciando casi cada semana “NO ESTÁN LOS MEJORES PARA GESTIONAR LOS PEORES AÑOS DE NUESTRA EXISTENCIA”.

Y esto engloba al Gobierno Central y a la mayoría de Comunidades Autónomas y Consistorios de nuestro País, nadie se ha apartado, han considerado que están tocados por una varita divina que les iba a capacitar para afrontar una Pandemia inédita en nuestras vidas, con su derivada económica y social, cuando sus historiales dicen que algunos no han llegado ni a gestionar una finca de vecinos.

Y para ser justos mucha oposición no ha dado la talla y los “agentes sociales” pasan casi de puntillas, lo cual nos puede llevar a la siguiente conclusión y pregunta ¿Por qué los que si tienen experiencia en gestión no llegan a la política, salvando como es lógico excepciones?

No podemos tener políticos con los mismos sistemas que hace 40 años, listas cerradas y gente fiel sólo a los partidos y no a sus votantes.

Me considero una persona optimista, he sido emprendedor y autónomo la mitad de mi vida laboral, con eso explico el porqué de mi optimismo, pero cuando trabajo para empresas procuro ser muy cauto, porque considero que la confianza que te da una empresa o un cliente es sagrada.

Lo que les quiero decir es que por una parte, mi yo interior está por la labor de intentar creer que estamos más cerca del final, pero mi parte profesional, analítica y responsable me hace ser muy prudente todavía, tanto en cuestiones sanitarias como económicas.

Pienso que más que hacer vaticinios les voy a dar una receta, la del “ÉXITO” que dice sencillamente, para lograr tus metas tienes que estar en uno de estos supuestos: SER LOS PRIMEROS, SER ÚNICOS O SER LOS MEJORES, con esto los animo a seguir su camino, no distraerse, ni desfallecer, mientras que intentar ser primeros, únicos o los mejores seguro que optaran a pesar de todo a un mejor futuro, a pesar de todos los pesares.

ALBERT CANDELA

«Lamentablement hi ha molts negacionistes que fan un gran mal a la societat»

Igual que l’any passat ha estat un any diferent, un any marcat pel Covid 19, que malauradament no tots han pogut superar, massa gent que ens ha deixat per culpa d’aquesta pandèmia, de majors i de joves, altres han hagut de baixar les portes dels seus negocis i posar als seus empleats als Ertos, ajudes de concessió directe per aquest2021.

Tots estàvem convençuts que enguany l’economia aniria millor, però no s’ha notat massa, especialment al sector de la hoteleria que ha sofert grans canvis, que si prova Covid, test d’antígens … i tot perquè per un costat uns irresponsables no han fet cas a les restriccions de diferent nivells anunciades per les Autoritats Sanitàries i avalades pel TRJ a qualcunes Comunitats Autònomes, i l’altre perquè aquesta pandèmia en la darrera onada ha atacat als nins i nines que per sort s’han pogut començar a vacunar.

No vull ser endevinaire, però en aquestes festes de Nadal i Cap d’Any, no tothom farà cas de les recomanacions, com dur mascaretes, fer els àpats al aire lliure i de curta duració, o en un espai ample i ventilat. Eliminar el risc de contagi al cent per cent es impossible, per tant es qüestió d’anar alerta.

Els polítics, tan a nivell Nacional com a les Illes Balears, no han estat massa cosa, en la Covid no han volgut escoltar als especialistes, han posat per davant la política a la solució adequada. S’ha de dir que la vacunació a nivell nacional, ha estat bona, s’ha vacunat a molta gent, i els que no, es perquè no han volgut, lamentablement hi ha molts negacionistes que fan un gran mal a la societat.

L’any 2022 no serà fàcil, vull pensar que es controlarà el Covid i que tot tornarà a una certa normalitat. Si fem les coses bé, el turisme com s’ha demostrat enguany, pot tornar a ser la font d’ingressos més important, donant oxigen als petits empresaris que necessiten que’ls turistes ens visiten com un dels llocs més segurs del món, desig que’ls nostres polítics s’arromanguin i ajudin a que això sigui possible, menys política i més eficàcia.

PEP IGNASI AGUILÓ

«Una vez detenida la actividad económica, no es tan sencillo ponerla en funcionamiento»

Quizás, son varias las cuestiones más relevantes que hemos aprendido este año. La primera es que, una vez detenida la actividad económica, no es tan sencillo ponerla en funcionamiento, pues los engranajes económicos suponen un delicadísimo equilibrio que se alcanza de forma espontánea en contextos de libertad empresarial. Dicho en otras palabras, la prosperidad de la que gozamos es fruto de muchísimos esfuerzos coordinados por el sistema económico fundamentado en las decisiones libres y descentralizadas. Es por eso que la deficiente gestión realizada de la pandemia -imitando a la autoritaria China- ha provocado fuertes desequilibrios que requieren de tiempo para restablecerse.

Por otro lado, en una especie de huida hacia adelante, no ha quedado más remedio que volver a “imprimir grandes cantidades de dinero” para sufragar los enormes gastos generados. Lo que unido a la ruptura de los equilibrios mencionados nos avoca a sufrir una inflación que puede resultar muy destructiva si no se la comienza a frenar de forma inmediata. Lo cual, a su vez, resulta muy difícil por el descomunal endeudamiento público.

Por lo anterior, a pesar de que el 2022 debería ser el año de la consolidación de la recuperación, su marcha va a estar muy influenciada sobre cómo se gestione la política, lo cual, hoy por hoy, no constituye la mejor noticia.

En la parte positiva, hemos comprobado, una vez más, cómo podemos confiar en la ciencia. Sin duda, el éxito en el desarrollo de las vacunas realizado por diferentes empresas, constituye la mejor garantía de progreso. La sabiduría y el conocimiento, discreto y silencioso, propio de los hombres y mujeres de ciencia nos devuelve el optimismo que nos ha restado la política.

BEATRIZ VILAS

«Solo nos queda volver a mirar hacia adentro y reinventarnos, creando la mejor versión de nosotros mismos»

Desde mi punto de vista, en término general, hemos aprendido poco, ya que una gran parte de la población, al acabar las primeras olas de la pandemia, intentamos volver a lo que teníamos, a ser quienes éramos y a seguir desde el punto donde lo habíamos dejado.

Esto visto con casi dos años de perspectiva, me hace pensar que el ser humano, es el único animal que tropieza, no una vez, sino dos, tres y un millón de veces con la misma piedra.
Nos resistimos a cambiar, a ver la vida con las gafas de ver “de cerca” y nos hacemos los ingenuos, atándonos a viejos dogmas ya obsoletos. Por lo tanto, muy a mi pesar, pienso que poco hemos aprendido.

El mundo ya es diferente, aunque nos resistamos a aceptarlo y este 2022 veremos caer grandes estructuras, económicas, políticas, religiosas y sociales que hemos conocido hasta ahora.

Las personas han perdido la Fe, la ilusión y la esperanza y la oscuridad se ha asentado en gran parte de la población. El capitalismo como lo habíamos conocido ya no existirá más y debemos adaptarnos a nuestra nueva realidad.

El nuevo paradigma ya está aquí y cuanto más nos resistamos a no aceptarlo, mayor será el dolor que nos producirá dicho cambio. Solo nos queda volver a mirar hacia adentro y reinventarnos, creando la mejor versión de nosotros mismos, para confrontar la nueva vida que vamos a vivir.

De nosotros depende cómo nos lo tomemos y cuál sea el camino a seguir y cómo sea nuestra nueva realidad.

JAIME ORFILA

«La variante Ómicron podría convertirse en el eslabón que va a convertir al SARS-Cov 2 en un vulgar coronavirus»

De la Alfa a la Omega. El 2020 fue el año de la infección pandémica por antonomasia. Por encima de la magnitud y de la progresión de las cifras, los únicos marcadores activos eran los de infectados, ingresados y muertos. Los guarismos eran de vértigo y su crecimiento exponencial. La ferocidad por el parénquima pulmonar del “virus de Wuhan”, hasta la fecha, era desconocida. Su capacidad de destrucción, inédita. Los interrogantes y la impotencia se adueñaron de los ciudadanos. En realidad, lo hicieron los interrogantes, la impotencia y el miedo.

La población se enfrentaba a un germen desconocido y las autoridades trataban de entender y explicarse lo que estaba sucediendo. El número de afectados, la dimensión de la catástrofe y el crecimiento de la onda epidémica resultaban paralizantes. Los servicios esenciales, los cuerpos de seguridad y los profesionales sanitarios, con los escuálidos datos de los que disponían trazaron su propia hoja de ruta y la implementaron. Tampoco sabían a lo que se estaban enfrentando. Sin embargo, en ningún momento dudaron de lo que tenían que hacer. En muchos casos, dejándose la vida.

El 2021 ha sido el año de la vacunación. Los científicos, en el ámbito del laboratorio y la empresa en el entorno de la producción, se pusieron a trabajar desde el minuto 0. Ellos si podían entender e intuir -por la senda dejada por las epidemias de principios de siglo XXI-, a lo que se enfrentaban y los pasos que debían dar para dar con las potenciales soluciones. La última semana del año, la Agencia Europea del Medicamento ha autorizado la novena vacuna para frenar a la COVID19.

Los vacunados mantienen una situación de privilegio ante el internamiento y la infección grave. Sin embargo, después de 12 meses de enfrentarse a un muro de protección inmunológica, una variante del virus respiratorio inicial está esquivando la inmunización, se está presentando con mayor capacidad de infección y manifiesta debilidad agresora. Como coronavirus que es, el SARS-Cov2, hace lo que sabemos que sabe hacer. Mutar, mutar y volver a mutar, hasta encontrar la variante con capacidad de expansión.

El griego se usó para escribir la parte de la Biblia que conocemos como Nuevo Testamento, que incluye el libro de Revelación o Apocalipsis, el de la retirada del velo. También está sirviendo para la taxonomía del SARS-Cov2. Desde la Alfa hacia la Omega, la variante Ómicron podría convertirse en el eslabón que va a convertir al SARS-Cov 2 en un vulgar coronavirus. En un virus respiratorio que sobrevive en el entorno humano y animal, mutando sin desfallecer, con el objetivo de subsistir. Abandonado el imposible objetivo de aniquilarlo, le retamos, a la convivencia, como sus congéneres, con la especie humana, en equilibrio, en un mundo más saludable y respetuoso con el medio ambiente.

EMILIO ARTEAGA

«El escasísimo porcentaje de población vacunada en los países en vías de desarrollo, sobre todo en África, supone una vía libre para que el virus se expanda y pueda mutar»

Empezamos el año con una oleada, la tercera, de la pandemia de la covid 19 y lo acabamos con otra, la sexta. Empezamos el año con una variante más infecciosa del virus, la delta y lo acabamos con otra que lo es más, la ómicron. Empezamos el año con las primeras vacunas disponibles contra la infección, en un auténtico hito científico sin precedentes, como ha sido el desarrollo de vacunas eficaces y seguras contra un virus previamente desconocido en menos de un año, lo que ha representado un freno a la hemorragia de muertes, que sin las vacunas habría sido absolutamente insoportable. Pero lo acabamos con esta variante ómicron que escapa parcialmente a la inmunidad conferida por las vacunas, lo que ha supuesto la necesidad de aplicar una tercera dosis de inmunización a los colectivos de riesgo, que se deberá extender a toda la población, así como vacunar a todos los segmentos de edad, incluidos los niños de cinco a once años.

Además, el escasísimo porcentaje de población vacunada en los países en vías de desarrollo, sobre todo en África, supone una vía libre para que el virus se expanda y pueda mutar, lo que favorece la aparición de nuevas variantes más peligrosas, como la ómicron. A ello se unen los movimientos antivacunas en el mundo desarrollado, que en algunos países como Alemania o Austria, entre otros, suponen un obstáculo para conseguir una inmunización que permita alcanzar la inmunidad de grupo. Los países desarrollados deberíamos financiar a través de la OMS y la ONU programas de vacunación masiva de los países en vías de desarrollo, a fin de conseguir una inmunización mundial que dificulte la propagación y la mutación del virus.

En lo económico, empezamos el año con la depresión pandémica y lo acabamos con los precios de la energía desbocados y la inflación rampante. Bien es cierto que los ertos han permitido salvaguardar puestos de trabajo y que los fondos europeos pueden representar un trampolín para la reactivación, pero el nivel de incertidumbre es muy elevado y es de prever un 2022 económicamente complicado.

Respecto del cambio climático, la cumbre de Glasgow ha confirmado que no se han cumplido los objetivos de París y sus conclusiones y compromisos no son para tirar cohetes. Aunque se ha conseguido por primera vez incluir la necesidad de acabar con el uso del carbón y el resto de combustibles fósiles, no se han establecido plazos concretos y la sensación general es que ya íbamos tarde y aun nos retrasaremos más. Si ya había acuerdo entre la comunidad científica en que no se podía evitar una subida promedio de la temperatura de entre uno y un grado y medio, ahora la impresión es que vamos a un desmadre de dos, o quizás tres, grados para el 2050, lo que supondrá un desastre planetario de consecuencias que todavía no se pueden determinar con exactitud, pero que perjudicarán gravemente a la mayoría de los habitantes del mundo.

Y en la política internacional, sigue el creciente enfrentamiento entre los Estados Unidos y la China y Rusia. El caso ruso nos afecta especialmente a los europeos. Los rusos han acumulado gran cantidad de tropas y material bélico pesado en la frontera con Ucrania, desatando los rumores de una inminente invasión. Putin lo ha negado, pero ha indicado claramente que exige garantías de que la OTAN no se extenderá hacia el este, de que no acogerá como miembros a Ucrania ni a ningún otro país exsoviético, excepto los tres países bálticos que ya forman parte de la alianza atlántica.

Es imperativo que la Unión Europea defina una política propia de relaciones con Rusia. Los intereses de Estados Unidos y la UE en este tema no son coincidentes y Europa no debe olvidar que los EE.UU. solo seguirán los suyos, aunque perjudiquen a sus aliados europeos. La UE no puede, y no debe, subordinarse a un seguidismo acrítico de las políticas estadounidenses respecto de Rusia.

En lo social en España, se ha promulgado por fin la ley sobre la eutanasia, que permite ejercer el derecho a una muerte digna, pero sigue vigente la ley mordaza, sigue sin haber una ley sobre el derecho a a la vivienda digna de tal nombre, la ley de la memoria histórica es ridícula y cobarde y sigue siendo legal la exaltación del franquismo y del fascismo.

Por Álvaro Delgado Truyols