La aventura de Pedro Sánchez como Presidente del Gobierno comenzó con un par de golpes de suerte, su inesperada victoria en las primarias del PSOE tras recorrerse España con un Peugeot 407 y la exitosa moción de censura contra Rajoy arrejuntando cualquier voto que no fuera del PP, pero va consolidándose en el tiempo como un proyecto a largo plazo que pretende establecer un nuevo poder constituyente, arramblando el régimen constitucional que conocemos desde 1978.

Hoy ya puede adivinarse que la creciente ambición de Sánchez va mucho más allá de su pose kennedyana, sus mentiras recurrentes, sus gestos chulescos (“andares de galán de tranvía”, les llama Cayetana Álvarez de Toledo), su desprecio por la oposición o su encamamiento con aquellos a los que antaño criticaba o que no le dejaban dormir por las noches (Bildu, Podemos, Junts, ERC). Todos sus viejos recelos -la hemeroteca con él se muestra especialmente implacable- se los ha ido envainando tras cogerle gusto al poder.

Sus propósitos presentes poco tienen que ver con los de hace años. En principio, el tipo sólo quería ser Presidente, cambiar el colchón de La Moncloa, viajar en Falcon con las Ray Ban puestas y labrarse el prestigio de un líder internacional para marcharse feliz a Europa cuando terminase la aventura. Pero las circunstancias cambiantes de la política española, su desmedida ambición y las turbias compañías de las que se ha ido rodeando le han abierto puertas oscuras que jamás había imaginado, y que otro mandatario con mayor sentido de la responsabilidad nunca se atrevería a traspasar.

La delicada situación de Cataluña tras el frustrado referéndum de secesión, y su circunstancial alianza con Bildu para poder conservar el poder, encendieron en su insaciable codicia una siniestra bombilla. ¿Y si aprovecho todas estas circunstancias para arrinconar definitivamente al PP, cargarme la Constitución del 78, construir una España plurinacional y hacerme el jefazo del cotarro? ¿Qué tal te sueña, Begoña, ser Presidenta consorte de la República Confederal de los Pueblos Ibéricos?

Ahí empezó para Sánchez una etapa nueva, con objetivos peligrosos pero tentadores. A ella responden el indulto a los líderes del procés, la derogación del delito de sedición, la rebaja de penas por malversación (tan fundamental para los trincones líderes catalanes como la anterior), el blanqueamiento de los sucesores del terrorismo etarra, el asalto a la Justicia y a los contrapoderes del Estado, la colonización de las instituciones y los medios de comunicación, las sectarias Leyes de Memoria Histórica y Democrática, la agitación permanente del guerracivilismo (85 años después), la exaltación de la fracasada Segunda República como modelo de convivencia y valores democráticos, la expulsión de la Guardia Civil del País Vasco y Navarra, los ataques sibilinos a la Corona y la demonización de cualquier oposición.

Sánchez tiene ya pactados con Puigdemont acuerdos (amnistía) y discrepancias (referéndum), para así aparecer ante los españoles como el patriota conciliador que no lo entrega todo. Tal vez no sean ustedes conscientes, pero su proyecto de III República va en serio.

 

P.D.: Máximo Huerta y algunos otros ex Ministros comentaron públicamente que, tras comunicarles su cese, Sánchez les preguntaba siempre: “¿Cómo crees que seré recordado por la Historia?”. Esa pulsión megalómana retrata a quien aspira a figurar en los libros como el fundador de una República española plurinacional.

PUBLICADO ORIGINARIAMENTE EN MALLORCADIARIO.COM EL 30 DE OCTUBRE DE 2023.

Por Álvaro Delgado Truyols