A la vez que iban llegando a Madrid los participantes en la cumbre de la OTAN, en la que Begoña Gómez le pasó la mano por la cintura a Joe Biden para evitar más cobras a su marido, Irene Montero y su cuchipandi anticasta le pidieron a Pedro Sánchez las llaves del Falcon y se fueron de gira a los Estados Unidos. Cuatro chavalas antisistema viajando en jet privado a la cumbre del capitalismo mundial. Lo que se llama comunismo de manual.

Para quitarse de la circulación mientras España aprobaba duplicar su gasto militar, y para vestir de alguna manera la divertida visita, se entrevistaron con un funcionario de décimo nivel en la Casa Blanca y organizaron otra reunión intrascendente en Nueva York. Todo trufado de risas y selfies en los lugares más reconocibles de la pérfida Norteamérica, donde la Ministra y sus tres íntimas -ya curtidas en los lujos que proporciona el casoplón de Galapagar- disfrutaron de hoteles cinco estrellas, restaurantes fashion y finde a todo trapo con cargo a los contribuyentes españoles. El motivo oficial del viaje era combatir la tendencia antiabortista del Tribunal Supremo USA y divulgar su agenda feminista. Por su éxito, sospecho que algunos jueces con peluca habrán quedado profundamente impactados.

El viajecito de la cuchipandi presenta algunas contradicciones ligeramente chocantes. Primero, la curiosa elección del medio de transporte. Nada hay que objetar a que un Ministro del Gobierno español acuda a Washington o Nueva York con su equipo a unas reuniones de trabajo, por irrelevantes que puedan resultar. Aunque lo normal sería que viajaran en vuelo regular, con preferencia en clase turista, como el común de sus administrados. La opción por un jet privado, el más caro y contaminante de todos los medios de desplazamiento, contrasta gravemente con las cacareadas políticas sociales y medioambientales de Podemos y la izquierda radical.

La segunda de las paradojas la encontramos en el séquito de la Ministra. Por casualidad, le acompañaban sus tres amigas íntimas, esa banda de la tarta con la que comparte aventuras y confidencias desde que perdió -no sabemos si para siempre- los favores del déspota Macho Alfa. Aquél cuya atención le proporcionó escaño, chalet y Ministerio cuando su currículum apenas hubiera alcanzado para presentarse a oposiciones a bedel. El nuevo feminismo postmoderno.

Y la tercera -y muy llamativa- está en haber colocado en la juvenil comitiva a Isabel Serra, ex diputada autonómica madrileña condenada -en sentencia ratificada por el Tribunal Supremo- a 19 meses de prisión y otros tantos de inhabilitación por atentado, lesiones y daños contra unas agentes de la autoridad. Conociendo el rigor con el que se registra cualquier entrada de ciudadanos extranjeros en USA, y la estricta obligación de declarar todos los antecedentes penales, ¿mintieron la Ministra y su risueño séquito a las autoridades de inmigración norteamericanas para que Isa pudiera divertirse con la cuchipandi?

Con independencia de lo chocante que todo esto puede resultar cuando uno va repasando las viejas reivindicaciones de Podemos, razón por la que en las encuestas viajan en caída libre, éste es también el precio que Pedro Sánchez tiene que pagar para que no se le descuajeringue más su agónico Gobierno de coalición. Lo que constituye un problema grave para todos los ciudadanos españoles. Mucho más grave incluso que el poco justificable dispendio efectuado en Washington y Nueva York por la pandilla de Irene Montero -alguien que no hace mucho dijo: “el capitalismo es incompatible con la vida”– que ha sido pagado por todos los contribuyentes de un país con graves carencias sociales, los combustibles y la energía disparados, y la inflación al 10,2%. Nunca habíamos tenido precios así en los últimos 40 años.

Esto es lo que algunos llaman tener un Gobierno social y de progreso. “Social” será por lo de socializar, ya que una antigua cajera de supermercado y sus tres amigas íntimas se han inflado a hacerse selfies abducidas por los símbolos del capitalismo en la puerta de la Casa Blanca y en Times Square a costa de todos nosotros. Y “de progreso” por lo rápido que estos personajes están progresando, mientras dejan tirados en la estacada a muchos españoles que un día les votaron.

Intentando garantizar la supervivencia a la mayor tropa de indocumentados que jamás haya integrado un Gobierno de España, este verano hemos financiado dos importantes cumbres: la de la OTAN, para que Sánchez (un tipo que propuso suprimir el Ministerio de Defensa!!!) intente suceder a Stoltenberg en 2023 si las cosas pintan mal como apuntan las encuestas; y el lujoso viaje de Irene a la cumbre del mundo, para que unas revolucionarias de salón -imitando a Georgina Rodríguez– monten una gira en Falcon intentando mover contactos en el bien retribuído mundo feminista para colocarse en organismos internacionales el día que las mandemos a la calle.

PUBLICADO ORIGINARIAMENTE EN MALLORCADIARIO.COM EL 11 DE JULIO DE 2022.

Por Álvaro Delgado Truyols