Escuchar a un argentino de Rosario defender la conquista española como nosotros nunca hemos sabido hacer resulta un acontecimiento impactante. Eso hizo el historiador Marcelo Gullo el lunes pasado en Palma, invitado por el Círculo Mallorquín y la Academia de la Historia, reventando intelectual y físicamente las góticas costuras del viejo edificio de la calle Can Campaner. La experiencia de ver en nuestra ciudad -un lunes por la tarde- a gente sentada por los suelos para escuchar a un conferenciante resultó también un fenómeno alucinógeno, por inusual.

El profesor Gullo lleva veinte años investigando para combatir la “leyenda negra” que envuelve el origen de la Hispanidad, una exitosa operación de marketing puesta en circulación por los enemigos de España (principalmente Inglaterra) que hasta los propios españoles les compramos sin rechistar. Sus tres impresionantes obras “Madre patria” (2021), “Nada por lo que pedir perdón” (2022) y “Lo que América le debe a España” (2023) han construido una moderna doctrina de las verdades ocultas de nuestra conquista, y una reivindicación de esa herencia española -con todos sus inconvenientes y defectos- que ninguna otra potencia colonial pudo nunca igualar.

Gullo defiende que «España no conquistó América, sino que liberó América”. Cuenta que el extremeño Hernán Cortés, a su llegada a México con setecientos soldados y unos pocos caballos, logró aglutinar a más de cien naciones indígenas que combatieron con él por vivir oprimidas por la tiranía antropófaga de los aztecas de Moctezuma, que les exigían incesantes sacrificios humanos y se comían los cadáveres sacrificados. Y añade que «la sociedad que se construyó después de la conquista, aun siendo terriblemente injusta en términos modernos, fue mucho más justa que la existente bajo el dominio azteca”. A partir de ahí, España fomentó centenares de hospitales, colegios, universidades, ciudades y edificios monumentales (algo que nunca hicieron los colonizadores ingleses, franceses, portugueses, holandeses o belgas) porque siempre consideró las tierras americanas como nuevas provincias del propio país, concediendo a sus habitantes los mismos derechos que ostentaban los ciudadanos metropolitanos, e incluso fomentando los matrimonios interraciales.

Ello explica que, durante las posteriores y mal llamadas “guerras de independencia hispanoamericanas”, las masas indígenas -con las que hubo un gran mestizaje a diferencia de lo sucedido en América del Norte, donde fueron prácticamente exterminadas- no solo se mantuvieran fieles a la monarquía española y contrarias a Simón Bolívar -el supuesto “Libertador”-, sino que combatieran por España incluso después de que países como Chile y Perú se declarasen independientes. Esta es otra de las verdades que los autores de la “leyenda negra” no pueden explicar y que, por tanto, prefieren ocultar.

Marcelo Gullo nos dejó en su conferencia palmesana perlas impagables, como las afirmaciones de que “no existe un solo mestizo de ingleses en todo el Este de Norteamérica”, “siempre la mala política tiene su origen en la falsa historia” (con especial referencia a nuestra “memoria histórica”), o “España es el único país del mundo que se ha creído las historias falsas que sus enemigos inventaron sobre él. Y describió con detalle el contraste de que mientras Hernán Cortés se casó con una indígena (Doña Marina, mal llamada “Malinche”) con quien tuvo un hijo mestizo llamado Martín Cortés -al que su padre hizo caballero de la prestigiosa Orden de Santiago, siendo además compañero de juegos del futuro rey de España Felipe II-, el padre fundador de los Estados Unidos Thomas Jefferson, uno de los redactores de la Constitución norteamericana, tuvo siete hijos con su amante negra a los que acabó vendiendo como esclavos.

Concluyó el profesor argentino con una cariñosa bronca al pueblo mallorquín por desatender la figura de su ciudadano más universal, el misionero de Petra Junípero Serra, artífice de la fundación de California y uno de los padres de la Hispanidad. Dijo literalmente Gullo que, dentro de quinientos años, Mallorca seguirá siendo conocida en el mundo por la inmensa labor de Junípero, mientras que los políticos y ciudadanos de su tierra no hemos sido capaces de mandar ni una carta de protesta frente los ataques a su legado en tierras norteamericanas, incluido el derribo de su estatua en la Universidad de Stanford.

Explicó que Leland Stanford, magnate norteamericano que dio nombre a la famosa Universidad californiana, fue un genocida que exterminó a millares de indígenas bajo el lema “el mejor indio es el indio muerto”. Pero hace poco, en dicha Universidad, la mayoría “woke” derribó el monumento al Padre Serra, el principal protector de los indios californianos, que le veneraban como a un santo bastantes décadas después de su muerte. Todo ello sin que los mallorquines, siempre tan preocupados por lo “nostro”, hayamos movido un solo músculo de nuestra cara. Tal vez porque, antes de protestar, es necesario conocer. Y la pésima educación actual logra que grandes verdades históricas no las conozca nadie.

 

P.D.: Preguntado Marcelo Gullo por el gran Jordi Jiménez por la razón de haber dedicado su vida a este empeño le contestó: “un hijo nunca debe dejar que ataquen injustamente a su madre”.

PUBLICADO EN MALLORCADIARIO.COM EL 19 DE MAYO DE 2025.

Por Álvaro Delgado Truyols