El apagón del pasado lunes, que dejó sin energía eléctrica a toda la península ibérica durante casi once horas, puso de manifiesto no solo que sufrimos un anormal “cero energético”, sino que vivimos instalados en un acongojante “cero gubernativo” y, como agravante de lo anterior, en un “cero informativo” oficial. Si no llega a ser por la radio, pues muchos ciudadanos resucitaron de sus trasteros los viejos transistores de antena cargándolos con pilas compradas en los chinos, el pueblo español hubiera vivido la angustiosa jornada en la ignorancia absoluta.

Mientras el gobierno portugués y las instituciones europeas informaban de los acontecimientos del día casi en tiempo real, ni nuestro gobierno ni Red Eléctrica Española, la operadora única del suministro presidida por Beatriz Corredor, registradora de la propiedad íntima de Sánchez -y el cargo público mejor remunerado de España con 546.000 euros anuales- de quien solo recordamos la frase “tenemos el mejor sistema eléctrico y no hay riesgo de apagón”, comunicaron ninguna explicación relevante a 49 millones de españoles desconcertados.

Varias reflexiones deberían suscitarnos los “apagones” del lunes 28 de abril. En cuanto al colapso eléctrico en sí, es necesario plantearse si el discutido modelo español, que pretende cerrar en pocos años todas las centrales nucleares para sustituirlas por energías renovables, no peca de poco realista y excesivamente ideologizado. Teniendo especialmente en cuenta que muchos países europeos -con el llamativo ejemplo de Francia y Alemania- han optado por corregir esa deriva pseudoecologista y recorrer el camino contrario. Es algo evidente que las renovables se caracterizan por su irregularidad -la falta de sol o de viento ciega las fuentes de energía, y su exceso sobrecarga el sistema- y que un modelo monodependiente parece llamado -como se demostró la semana pasada- a un peligroso fracaso.

El segundo clamoroso “apagón” fue la ausencia de un gobierno que pueda ejercer como tal. Dado que el objetivo de Sánchez no es realmente gobernar sino “estar” en el gobierno -gozando de sus prebendas, entre ellas la de utilizar el aparato del Estado para defenderse de las corrupciones que cercan a su círculo íntimo y familiar- nadie en su abigarrado gabinete puede tomar decisiones efectivas ni organizar políticas serias, pues todas deben someterse a la almoneda de los variopintos socios de gobierno, lo que redunda en un desgobierno general. Con la luz, se apagó también toda responsabilidad gubernamental.

Y el tercer preocupante “apagón” fue el “cero informativo” oficial, pues ni el gobierno ni la empresa titular de la red informaron a los españoles de las causas de nuestro colapso energético. ¿Cómo resulta posible que mientras en Portugal o en Europa sus gobernantes informaban a los ciudadanos de lo sucedido durante toda la jornada, en España viviéramos un día entero sumidos en la mayor desinformación oficial, fuente de especulaciones, incertidumbre y miedo?

Dos aspectos más merecen un somero comentario. Uno, la demostración de civismo del pueblo español, víctima de un desastre energético inédito en nuestro entorno geográfico y en los tiempos actuales, típico de países fallidos como Cuba o Venezuela. Y otro, el bochorno que generan las comparecencias exculpatorias de Sánchez, al que nadie hubiera creído diera -que no dio- la explicación que diera. Salvo su ejército de información sincronizada, todo el mundo pensó que su apatía informativa solo podía deberse a dos causas: que a sus cientos de asesores les costaba elaborar un “relato” para huir de toda responsabilidad, o que no encontraban argumentos para colocar el muerto a la oposición. Por mucho que se esforzaron, no pudieron culpar del tercermundista apagón a Ayuso ni a Mazón, y acabaron echando el marrón “a las eléctricas”.

 

P.D.: Moncloa montó un gabinete de crisis eléctrica integrado por Pedro Sánchez, María Jesús Montero y Óscar Puente. ¿Qué podía salir mal? Suerte que Francia y Marruecos ayudaron a que volviera la luz…

PUBLICADO EN MALLORCADIARIO.COM EL 05 DE MAYO DE 2025.

Por Álvaro Delgado Truyols